Como indica el título, este libro trata del proceso de invención de la ciencia tal y como la conocemos actualmente. El autor se remonta a los descubrimientos de los navegantes españoles y portugueses del siglo XV que pusieron en duda los conocimientos de autores casi sagrados como Ptolomeo y Aristóteles. A los factores que hicieron posible la expansión de los nuevos conocimientos como la invención de la imprenta, etc.
Pero más que seguir desgranando todos los temas que trata el libro voy a escribir uno de los párrafos del libro como conclusión de lo que trata.
"La Revolución Científica fue un único
proceso transformativo, la consecuencia acumulativa, no de un tipo de cambio
repetido muchas veces, sino de varios tipos distintos de cambio que se
superponen y se entretejen unos con otros. Primero, estaba el armazón cultural
dentro del cual se inventó la ciencia. Este armazón consistía en conceptos
tales como descubrimiento, originalidad, progreso, autoría y las prácticas
(como la eponimia) asociadas con ellos. Una escuela más antigua de
historiadores y filósofos dio por sentado este armazón, mientras que una
escuela más reciente ha deseado desacreditar o deconstruir los conceptos en
lugar de explicar su importancia y rastrear su origen. Dicha cultura surgió en
un momento concreto del tiempo: antes de aparecer no pudo haber ciencia tal
como entendemos el término. Desde luego, los críticos tienen razón en que conceptos
tales como descubrimiento son problemáticos: los descubrimientos rara vez los
hace un único individuo en un momento preciso en el tiempo. Pero al igual que
muchos otros conceptos problemáticos (democracia, justicia,
transubstanciación), proporcionaron y siguen proporcionando un entramado dentro
del cual la gente dio sentido y da sentido a sus actividades y decidía y
todavía decide cómo vivir su vida. No podemos comprender la ciencia sin
estudiar la historia de estos conceptos fundacionales. Junto a este nuevo
entramado, la imprenta transformó la naturaleza de las comunidades
intelectuales, el conocimiento que podían intercambiar y la actitud ante la
autoridad y la evidencia que les llegó de manera natural. Después vinieron los
instrumentos nuevos (telescopios, microscopios, barómetros, prismas) y las
teorías nuevas (la ley de la caída de Galileo, las leyes del movimiento
planetario de Kepler, la teoría de la luz y el color de Newton). Finalmente, la
nueva ciencia recibió una identidad distintiva mediante un nuevo lenguaje de
hechos, teorías, hipótesis y leyes. Así, cinco cambios fundamentales
interactuaron y se conectaron en el decurso del siglo XVII para producir la
ciencia moderna. Los cambios en la cultura más amplia, en la disponibilidad de
una actitud ante la evidencia, en la instrumentación, en teorías
científicas definidas de manera estricta, y en el lenguaje de la ciencia y la
comunidad de usuarios del lenguaje, todos operaron a lo largo de diferentes
escalas temporales y fueron impulsados por factores diferentes e
independientes. Pero el efecto acumulativo era una transformación fundamental
en la naturaleza de nuestro conocimiento del mundo físico, la invención de la
ciencia. Puesto que cada uno de estos cambios fue necesario para la
construcción de la nueva ciencia deberíamos ser cautelosos a la hora de
intentar ordenarlos. Pero, si se observa detenidamente, es aparente que la
nueva ciencia iba de una cosa más que de cualquier otra, y esta era el triunfo
de la experiencia sobre la filosofía. Todos y cada uno de estos cambios
debilitaron la posición de los filósofos y reforzaron la posición de los
matemáticos, que, a diferencia de los filósofos, dieron la bienvenida a la
nueva información. El nuevo lenguaje de la ciencia era por encima de todo un
lenguaje que confirió a los nuevos científicos herramientas para manejar la
evidencia, o, como se la llamaba entonces, la experiencia. Leonardo, Pascal y
Diderot (y Vadiano, Contarini, Cartier y todos los demás) tenían razón: era la
experiencia lo que marcaba la diferencia entre las nuevas ciencias y las
antiguas.[...]