Vi expuestos los libros de Alice Munro el la librería a la que voy normalmente al poco de concederle el Premio Nobel de Literatura. Me llamaron la atención las portadas de los libros y estuve leyendo algunas reseñas de las contraportadas, allí me enteré de que casi toda su obra son cuentos. No pensaba comprar ninguno, pero en el que lleva por título "Demasiada Felicidad" vi que , precisamente el cuento con ese título trataba sobre la matemática Sofía Kowalevsky y lo compré. Lo leí a los pocos días y me gustó así que leí el resto de los cuentos y la verdad es que son magníficos. Son cuentos protagonizados por personas aparentemente normales, pero en ellos siempre hay algo oscuro, lúgubre.. la mayoría son bastante duros.
El cuento sobre la vida de Sofía comienza con una cita de ella:
"Muchas personas que no han estudiado matemáticas las confunden con la aritmética y las consideran una ciencia seca y árida. Lo cierto es que esta ciencia requiere mucha imaginación"
La lectura de este cuento me llevó a profundizar en la vida de Sofía Kowalevsky y leí el libro de Xaro Nomdedeu "Sofía. La lucha por saber de una mujer rusa" de la editorial Nivola.
Este libro se centra más en el aspecto profesional que en el personal aunque aparecen muchos datos personales que había leído en el cuento. Sobre todo se hace referencia a las dificultades de las mujeres para acceder a estudios superiores en Rusia y en general en toda Europa en la segunda mitad del siglo XIX.
El libro trata también la complicada situación social rusa en esos momentos que fue el caldo de cultivo de distintos movimientos sociales en los que Sofía estuvo involucrada y que desembocaría pocos años después (1917) en la llamada Revolución Rusa y la llegada del Comunismo.
Sofía fue una mujer con un tesón increíble. Se las ingenió para estudiar, a veces por su cuenta y cuando en Rusia no pudo adquirir nuevos conocimientos se fue al extranjero, aunque para ello tuvo que concertar un matrimonio de conveniencia con Vladimir Kowalevsky ya que las mujeres no podían salir solas del país. Trabajó con Weierstrass en Berlin y publicó varios trabajos de investigación con los que consiguió el doctorado.
Pese a su prestigio profesional no podía dar clases en ninguna universidad de Europa porque las mujeres lo tenían prohibido. Al final consiguió una plaza en en la Universidad de Estocolmo gracias a la ayuda del matemático sueco Mittag-Leffler, pero con un sueldo bastante inferior al de sus compañeros varones.
En lo personal tampoco tuvo mucha suerte. recompuso su matrimonio con Vladimir y llegó a ser un matrimonio normal, pero invirtieron la considerable herencia del padre de Sofía en negocios ruinosos. Poco después moría Vladimir y Sofía se quedó sola con su hija. Le fue difícil compaginar la vida familiar y la profesional (problema todavía no resuelto en la actualidad para madres trabajadoras).
Sofía pudo haberse casado después, ya que tuvo varios pretendientes, pero la mentalidad de la época exigía que la mujer dejara de trabajar y ella no estaba dispuesta a eso.
Termino con la última frase del libro:
"Sofía es un ejemplo de como el tesón, la constancia y el deseo de demostrar su capacidad han vencido todas las barreras que se le ponían por delante sólo por su condición de mujer"
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