domingo, 27 de octubre de 2013

La culebra

Un día mataron una culebra en una de las tenadas del pueblo, la gente decía que había entrado a mamar a las ovejas porque a las culebras les gusta mucho la leche. Levantan la cabeza hasta llegar a la ubre y, entonces, con mucho cuidado comienzan a succionar hasta saciarse.
Una noche de verano, al fresco, comentábamos este hecho, yo decía que era imposible, una culebra no tiene la lengua preparada para succionar de una teta. Una vecina, sin embargo, lo creía a pies juntillas y para corroborarlo nos contó lo que sigue, le había pasado a su madre o a otro familiar cercano (no recuerdo bien).
El caso es que esta señora tenía un niño al que amamantaba y cuando iba a darle el pecho por la tarde no tenía leche, así un día tras otro hasta que decidieron investigar qué pasaba. Mientras esta señora dormía la siesta, otra persona se iba a quedar con ella en la misma habitación vigilando.Esto fue lo que vio:
Una culebra ascendía por el canalón hasta la ventana de la habitación que estaba abierta por el calor, se deslizaba hasta la cama y, sigilosamente, se acomodaba entre la madre y el niño que dormía con ella, cogía el pezón y se ponía a mamar. Para que el niño no se despertara metía la punta de la cola en su boca a modo de chupete. Cuando terminaba bajaba de la cama y se iba por donde había venido.



No hay comentarios:

Publicar un comentario